sábado, 17 de enero de 2009

Competencia para tontos

Hoy es sábado y, claro; uno piensa sobre la competencia. Muchos diréis, "este tío es un friki que se aburre y piensa en la competencia los sábados noche". En realidad, mucha gente lo hace y aplica un comportamiento natural y sano para la economía como es aplicar las leyes de la competencia.

En estos sábados por la noche en los que la juventud española sale de fiesta, la visita al "chino" de turno es casi obligada en muchos casos. La compra del alcohol para la fiesta sólo se puede realizar en dichos establecimientos y, este comporamiento juvenil es el que cumple, en muchos casos, el comportamiento previsto por el liberalismo. Cuando al adquirir, pongamos, el whiskey, la Coca-cola, los vasos y los hielos; el precio es X; el grupo de amigos lo paga sin ningún problema.

Cuando llega un día y el precio de tal grupo de cosas es X+10, los grupos de jóvenes lo buscan el próximo fin de semana en otro "chino" esperando que, aunque el precio haya subido no sea de X+10 sino de X+3, o de X+4. Esto es así porque el grupo tiene la libertad de elegir dónde acudir a por su bebida, cuándo y cómo hacerlo, sin ningún tipo de restricciones impuestas por un pacto entre empresas...o por el Estado.

El ejemplo, aunque ridículo, ilustra la máxima que guía al individuo: buscar lo mejor, al precio más barato posible, con la mayor de las comodidades posibles. En el sistema de libre competencia, dada la diversidad de establecimientos que venden bienes parecidos. La gente no busca un precio bajo sin probabilidades de que baje más -aunque con la certeza de que tampoco subirá más- sino que busca una comparación de precios y, a partir de ahí, compara la relación calidad-precio y elige libremente dónde dirigir su dinero. En esa relación no interviene nadie, sólo el vendedor y el comprador. Este último tiene el poder, sobre todo, de forzar al "chino" en cuestión rebajar el precio si no quiere ver cómo gotea la pérdida de clientela.

En estas interacciones sociales un mercado regulado frena la libertad de aquel que está en su derecho de decidir dónde colocar su patrimonio. Las barreras a la libertad económica no son sino el paso previo a las barreras a la libertad social.

4 comentarios:

Javi dijo...

A no ser que en el mercado de un bien (no sé, llamémoslo "energía", por llamarlo de alguna manera) en vez de cien "chinos", haya sólo 3 "chinos". Y que los 3 chinos se pongan de acuerdo en que, como mamarse se va a querer mamar todo el mundo, pongámoslo todos a un precio de X+7 :-D

(y no me invalides el ejemplo porque cada año sale algún acuerdo entre "chinos" para hacer estas cosas)

¿Qué opinas de que ahí el mercado sí sea regulado y que haya alguien que le ponga barreras a esa libertad de los comerciantes de poner el precio que quieran a sus productos?

Miguel dijo...

Todo el mundo sabe lo perversos que son los monopolios de cualquier clase (producción o distribución) salvo, quizá para los que lo integran y se lucran indecentemente de ello. Un cartel también, como sabes, es un ejemplo al respecto.

¿Que hace un gobierno cuando descubre, por ejemplo, que las diferentes compañias aéreas se ponen de acuerdo para subir de forma conjunta y simultánea sus tarifas? ¿Acaso el gobierno no hace bien en amparar a la mayoría de la población?

Saludos

Soria dijo...

El mercado no debe ser regulado, porque entre las leyes esenciales del mercado existe el principio de la libre competencia. Obviamente, el Estado es garante de los derechos de todos los ciudadanos y entre esos derechos está el de disfrutar de una libre y sana competencia; independientemente de si el monopolio sea público o privado.

El Estado debe sancionar muy severamente los monopolios y oligopolios que se hayan concertado entre distintas empresas, sean de la rama que sean. Ojo, no se debe limitar la libertad a poner precios sino sancionar los acuerdos entre empresas para estandarizar calidades y precios, como ocurre, por ejemplo, en los coches. Aunque desde que se abrió al mercado asiático, la competencia es más notable.

Ahora bien, el Estado falla en multitud de ocasiones en su función -que le otorga la propia filosofía liberal- de garante de la libre competencia, bien por dejadez bien por incompetencia como en el caso de los Estados Unidos contra Microsoft.

Javi dijo...

Afirmas que el Estado debe INTERVENIR EN EL MERCADO para sancionar dos empresarios que han decido pactar los precios (¿quién dice que eso no es competir? seguramente haciéndolo joden a un tercero, ¡vaya si comptien!).

Es decir, que sí estas a favor de que el Estado INTERVENGA en los mercados. De sus RESTRICCIONES. Es decir, que el Estado garantice lo que tú QUIERES QUE SEA el "libre" mercado (un sitio sin precios pactados), no lo que ES el merado cuando se le da "libertad" (un sitio donde ocurren cosas que perjudican a las mayorías y hay que darles leña a esos que joden).

Pues a favor de eso estamos también los socialistas, sólo que a la enésima potencia, porque creemos que al igual que los ciudadanos tienen derecho a disfrutar de una "sana y libre comptencia" deben tenerlo a, por ejemplo, una "sana y libre vivienda pública" o a un acceso "sano, libre y público" a cualquier bien escaso y necesario ;-)

¡Salud!