domingo, 29 de marzo de 2009

Qué vergüenza...

...me da tener que soportar las proclamas de los curas día sí día también recordando que todos los que apoyamos una mayor libertad de la mujer somos unos asesinos en potencia. Si a eso le sumamos la asquerosa -no tiene otro nombre posible- manipulación y adoctrinamiento a adolescentes en un colegio concertado, no logro sino entender a todo ese marasmo de población que odia todo aquello que hieda a cura, iglesia o alzacuellos.

No voy a entrar ahora en el debate que mantenía 'De Frómista a Kyoto' sobre los colegios públicos, los privados y los concertados porque no es la cuestión -hoy sólo quiero expulsar un poco más la bilis acumulada contra la Iglesia- pero sí que es indicativo que ya no sólo desde ópticas 'izquierdistas' se clame contra la escuela concertada sino desde la postura liberal. Al grano, que casi siempre me voy a los cerros de Úbeda...¿no estará muy justificado muchas veces esa suspicacia contra la Iglesia que existe en España? No hablo de justificar asaltos de conventos, asesinatos de curas y toda esa morralla que suele salir hasta de debajo de las piedras en cuanto se toca a la Sacrosanta institución.

Reconocer a la Iglesia el mérito de haber conservado gran parte del patrimonio histórico-artístico de nuestro país, el de haber ayudado a multitud de personas a llegar a fin de mes o a sobrevivir, siquiera; no supondrá un obstáculo para afirmar que, hoy por hoy, la Iglesia destina sus más grandes esfuerzos a detener el progreso cívico de toda la sociedad. Primero fue con el divorcio, en el crisol de nuestra democracia, después proseguimos con el aborto, el matrimonio homosexual, la educación...en definitiva, aspectos fundamentales de nuestra dimensión social e íntima en la que la Iglesia quiere hacer valer sus pretensiones sobre las de una sociedad avanzada. Por no hablar de los diversos tratados con la Santa Sede de 1979, vergonzosos a todas luces y de los que aún no me explico su no denuncia.

En el Siglo XIX se trató de expulsar a la Iglesia de la esfera de influencia política y económica. Durante 39 años, la Iglesia recuperó todo el poder perdido durante un siglo y hoy en día la sociedad española asumió con indiferencia la serie de privilegios inmorales y vergonzosos de los que dispone dicha institución. Sin embargo cada vez más las nuevas generaciones vienen dispuestas a expulsar de nuevo a la Iglesia de terrenos que no la corresponden. ¿Anticlerical? Por supuesto, a todas luces. Sin embargo, ¿cuánta gente habrá que rechace tener que pagar con su dinero a la religión -sea cual sea- y no lo diga en voz alta por miedo a ser tachado de 'rojo' o 'antiespañol'? Desgraciadamente, mucha; y aquí seguimos en este país de Iglesia el domingo, pecado de lunes a sábado.

jueves, 26 de marzo de 2009

Más látigo que nunca

Volvemos al blog con más látigo que nunca y, si cabe, más anticlerical.