jueves, 9 de octubre de 2008

NNGG, país y punto (aparte)

Estoy profundamente decepcionado con este país, con sus gobernantes, con su oposición, con su sociedad decimonónica, con un país de barriga, ocio, charanga, pandereta, pinchito y olé. Verborrea, superficialidad, pedantería ilustrada, tópicos, insulto y tan feliz. Por mis cojones, porque yo mando, porque es así, porque tenemos que guardar las apariencias. Cristianos viejos, pureza de sangre, burguesía atrasada, retraso respecto a Europa, cainismo, conservadurismo. Temor.

No me he equivocado. Hoy tocaba hablar de Nuevas Generaciones -en realidad tocaba anteayer- pero también toca hablar de nuestro país, de España. Nos guste o no, Nuevas Generaciones, la 'muchachada' pepera pertenece a este país y como tal, posee sus tantas virtudes -se me ha olvidado decir que amo ser español, es una tortura placentera- como sus tantos defectos. El primero y más importante, el de que las cosas se hacen "porque lo digo yo". El "porquesí" de la niñez precoz. No es esta una organización horizontal, en la que todos contemos, en la que exista un líder nacional -ni siquiera regional- que sirva de referente, de faro. No existe una personalidad joven de referencia entre la juventud 'popular' que aglutine en torno a él valores como la humildad, la excelencia y las virtudes políticas. Más al contrario, la organización se centra en ser nido de cobayas de las políticas del Partido -sí, escrito en mayúscula al estilo de '1984'-, en someterse a labores de proselitismo cerrado -sin debate abierto en el seno o en el exterior- y, más grisáceamente, en organizar odas al líder, cruzadas antisocialistas, ritos demagógicos. Realmente, la política dejó de ser política hace mucho tiempo. Sin embargo, no podemos dejar de tener la ilusión de cambiar este mundo desde dentro, no podemos dejar de insistir para derribar las murallas de una Antioquía que resiste cruel y brutal.

Desgraciadamente, el color gris invade el resto de partidos políticos, que toman a la juventud no como un activo dinámico y con potencial sino como unos meros peones, sacrificables en cualquier momento. Somos la carne de cañón de los partidos políticos, los que han de difundir el mensaje en la calle, atragantándose con la amarga respuesta, henchidos de orgullo al recibir una sonrisa y una palabra amable. Política. País.

Hoy, cuando paseaba por la calle, he visto una estampa ya común y casi integrada en el espacio urbano. Un hombre de aspecto sucio, de ropas ciertamente normales, acudía con un carrito de la compra al que parece ser su supermercado diario: el cubo de la basura. Todas las mañanas nos desayunamos con grandes cifras que parecen anunciar el fin del mundo, del país, de todo lo que conocemos. Tertulianos de profesión -recomiendo leer 'El Hijo Rojo' y su entrada de hoy sobre tertulianos, pese a ser del palo comunista- nos anuncian las hecatombes mundiales que pondrán fin al capitalismo brutal, las siete plagas bíblicas que acabarán con este mundo del neoliberalismo -¿con Estados cada vez más abultados?- e instaurarán el reino en la tierra del 'buenismo'. Sin embargo, la realidad es más cruda.

Como si de 1984 se tratase, las grandes cifras macroeconómicas y la 'Champions League' de las economías europeas no ocultan una situación gravísima: gentes que deben rebuscar entre la basura, los desperdicios de sus semejantes para poder mantenerse. No sale en las noticias, no realizan los grandes partidos políticos debates políticos sobre cómo ayudar a esa persona, a ese ciudadano que vale igual o más que cada uno que nosotros, a que salga de esa horrenda situación.

Mientras tanto, nuestro Presidente -mañana le toca recibir a él- se dedica a salvar bancos -¿pero no estábamos preparados contra la crisis?- a golpe de talonario. Y el resto hemos venido a aplaudir. "Espero un sí sin peros y sin condiciones"; yo aún tengo apego a mi Razón.

País y .

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Desgraciadamente tenemos la clase política que nos merecemos. No somos más que monigotes adeptos a partidos, que sin pena ni gloria nos dedicamos a votar a base de estúpidas promesas sobre un país mejor. ¿Que ZP promete piruletas para todos? Da igual, la masa socialista aplaude complacida sin pararse a pensar que este país no necesita más piruletas. Y digo ZP igual que puedo ir nombrando al resto de "grandes políticos" de nuestro país. Triste es ver como la gente es tan cerrada de mentes y te sorprendes al oir contestaciones como estas: "Yo soy del PP"; a lo cual preguntas ¿Y por qué? Y el sujeto se queda callado sin tener más que añadir. Nos aglutinamos en partidos políticos de la misma manera que si fueran clubes de Futbol. No nos planteamos si lo que vemos está mal, si lo que nos decien es plausible, si lo que nos prometen es necesario. Somos borreguitos que vamos a votar de la misma manera que quien va a ver un partido de Futbol. Lo malo es que el que habla es un disidente, una oveja negra y como tal, debe ser enviada al destierro. ¿Y si la oveja negra tuviera algo que decir? NO importa, pues al salirse de las líneas políticas establecidas por PSOE F.C o PP F.C, son condenados.

Y qué decir de la nueva situación económica. Los planes de rescate de los Gobiernos me dan escalofrios. Aquí en España nos dice que los Bancos no tienen problemas "España va bien" (eso comentan), y sin embargo, al día siguiente nos vienen con la promesa de nosecuantos millones de euros (un 5% del PIB) para salvaguardar los ahorros de los españoles (aquí huele a chamusquina). ¿Por qué yo, pequeño contribuyente y trabajador, tengo que pagar una deuda que durará siglos y siglos para cubrir las pérdidas bancarias frutos del despotismo y la sinrazón?

Me niego a creer que ningún economista ni ningún político no hayan visto venir lo que se avecina. ¿Será verdad eso de que para ser la clase dirigente solo se necesita un poco de morro y listo?