sábado, 6 de diciembre de 2008

Soy de izquierdas y del PP.

El otro día cuando escribía que me avergonzaba de las palabras de Pedro Castro algunos me pedían que aclarase por qué soy de izquierdas y por qué pertenezco al PP. Vaya por delante, pues, que rehúyo de la clasificación decimonónica de izquierdas y derechas y por tanto también de la indefinición del "soy de centro". Sobre todo me considero neoprogresista y dado que el conservadurismo es la base de la concepción política de la derecha es imposible ser de derechas o aceptar tal denominación y, a la vez, considerarse progresista.

Más allá de cuestión de matices -alguno podrá decir que soy un mero derechista más con algún punto de vista cercano al socioliberalismo, que por cierto, vaya truño se inventaron con esa palabreja- el neoprogresismo, como ya dije en su momento -aquí lo tenéis- supone un modo de afrontar los problemas que tenemos hoy en día con una visión crítica y pragmática, alejándonos de dogmatismos ideológicos para entrar a valorar lo profundo de las cosas. Esta visión es, por antonomasia, contraria a una visión conservadora de la vida fundamentada sobre una serie de dogmas imposibles de ser rechazados tales como el conservadurismo moral o la querencia, en un grado mayor o menor, de una espiritualidad en la gente. El conservadurismo también implica una visión muy defensiva de temas como la inmigración, las relaciones Iglesia-Estado o la política internacional -con una tendencia al aislacionismo soberano bastante pronunciada- lo que choca de plano con una visión liberal y progresista de la sociedad.

Dicho lo cual, la izquierda neoprogresista está más allá de los dogmas que constituyen últimamente los cimientos de 'la izquierda' que aspira a gobernar nuestros países. Probablemente El Hijo Rojo venga a decirme que la problemática capital-trabajo y el derrumbe del capitalismo son puntos que están a la orden del día. Pese al sensacionalismo de los periódicos sobre el regreso del marxismo y el derrumbe del sistema yo sigo pensando que los comunistas siguen enterrados y que su icono máximo, Cuba, ya está abrazando el libre mercado y que Venezuela y Bolivia están condenados a la pobreza absoluta -recomiendo entrada de Egócrata, aunque algún día hablaré sobre ello-. Pese a ello, el neoprogresismo se alza con un conjunto de valores liberales actualizados y, lo más importante, con cercanía a los problemas actuales.

Más allá de soluciones absurdas a problemas complejos se impone una visión cercana y de conciencia de los problemas que vivimos. El neoprogresismo, con la capacidad crítica y la búsqueda de nuevos caminos, se impone como una realidad a seguir por aquel que se denomine liberal en su plenitud. La ruptura de las angostas fronteras morales heredadas de una visión católica de la sociedad y el avance hacia una sociedad más libre, minarquista en cierto modo pero social en su conjunto es objetivo fundamental de este movimiento.

La búsqueda de dicho fin desde el Partido Popular lo considero posible. Existe una gran masa de personas en este país que abrazarían el liberalismo y la conciencia social con gusto y con entusiasmo. Es posible que el tradicional antiliberalismo inculcado por años de gobierno reaccionario en este país siga aún presente en nuestra médula cultural pero, tal y como dijo de Frómista a Kyoto, ¿por qué la gente se autoconsidera liberal? Las causas pueden ser variadas y extensas pero lo cierto es que el neoprogresismo no es sino la salida a una reclamación intelectual, cultural y política de un país que vive bajo la dictadura del buenismo y que ya ha agotado socialdemocracias y democracias cristianas.

2 comentarios:

Javi dijo...

Bah, con tanto matiz pierde la gracia. Luego dirás que eres neocomunista y del PP...claro, con tanto matiz... XD

¡Salud!

Miguel dijo...

Y a mi que este discurso me parece que hasta lo puede asumir el Alcalde de Madrid.
En cualquier caso, visto como está hoy en día la dirección del PP, creo que estás como Rosa Díaz, semanas o días antes de que la "echaran" del PSOE.
Saludos