martes, 17 de febrero de 2009

Por qué no me gustan los sindicatos...

...y por qué los critico. Kaneda, de El Hijo Rojo, decía que la gran incoherencia del liberalismo es que, mientras nos centramos en atacar al sindicalismo, después nos quejamos cuando no actúan. Lo cierto es que yo, realmente, prefiero que el sindicato de turno no actúe y sea el trabajador el que lleve las riendas de su negociación, sea en solitario o junto al resto de trabajadores pero sin la intermediación de esa lacra que es el sindicalismo.

No comparto con Salva el que deban ser ilegalizados -sólo faltaría empezar a recortar ahora ciertos derechos civiles- pero sí el que esté en el sindicato la representación de todos los trabajadores de la empresa a la hora de negociar convenios colectivos y que se mantengan "liberados" cuyo único cometido es, en el 90% de ocasiones, el permanecer como parásitos en el interior de una empresa, sin aportar nada al trabajo de sus compañeros. Quizá la única salvedad serían las secciones de asesoramiento jurídico, ¿el resto? Despilfarro público.

Al menos yo, me limito a atacar la hipocresía sindical. Se montan manifestaciones y huelgas generales por reformas laborales, se llama a la huelga para lograr cosas que ya se han cumplido -caso de los atrasos en la CAM- o para reclamar una mejora en la Educación -también en Madrid- mientras a nivel estatal se firma el desprestigio y el entierro de los valores como el trabajo, el mérito o la constancia. Son estos mismos sindicatos los que llenan su boca con palabrería de "obreros", "trabajadores" y "dignidad laboral"; vaciándolas de todo contenido y discurso para luego acabar reuniéndose en secreto con el líder del país. Son estos, en definitiva, los que cazan al trabajador y luego lo venden por unos cuantos sextercios que disfrutar en sus prostíbulos con sus privilegiados eunucos.

Hace tiempo que el sindicalismo de este país dejó de ser serio, de tener en cuenta a sus trabajadores y de apostar por ellos y por el pragmatismo. Hace tiempo que el sindicalismo aquí se dedicó a hacerle el juego al progresismo panchi-guay, a advertir contra el monstruo liberal cuando lo que siempre ha habido en este país es un Estado paternalista que nos asfixia y cuando comenzó a cerrar los ojos según el color del Gobierno de turno. ¿No es, acaso, para echarse a llorar?

Démosle las gracias al Tío Paco por su sistema laboral, que pervive aún hoy entre nosotros.

6 comentarios:

Miguel dijo...

Sólo matizaría que hay un Sindicato más independiente que los demás, la CNT: se niega a recibir "subvenciones" del Estado y así es más independiente. El peaje que tiene que pagar es la marginación en los medios de comunicación, que también participan de las subvenciones públicas.

Saludos

Anónimo dijo...

Miguel: tampoco la USO (Unión Sindical Obrera) recibe subvenciones.

http://www.libertaddigital.com/economia/uso-pide-la-supresion-de-las-subvenciones-a-los-sindicatos-y-que-se-abra-el-dialogo-social-1276349790/

Miguel dijo...

De Fromista a Kioto tiene toda la razón, y me disculpo por el error. USO tampoco recibe subvenciones, y tiene la misma cobertura en los medios de comunicación que la CNT.

Saludos

Soria dijo...

Fíjate que a mi la USO, según lo que he leído en su página web, es la que más se podría parecer a un verdadero punto de unión entre trabajadores.

CNT y CGT me parecen, por lo que he podido ver, un par de sindicatos que si no está en huelga raro es. La cuestión es que siempre están en huelga, xD.

Óscar dijo...

Has sido premiado con el Premio Limonada.

Pasate por mi blog.

Anónimo dijo...

"Lo cierto es que yo, realmente, prefiero que el sindicato de turno no actúe y sea el trabajador el que lleve las riendas de su negociación, sea en solitario o junto al resto de trabajadores pero sin la intermediación de esa lacra que es el sindicalismo".

Bueno, en realidad todos los intermediarios organizados presentan sus lacras y problemas, que habría que solucionar. Porque, por esa regla de tres, podemos ir suprimiendo las empresas, los partidos y, por supuesto, los estados, incluyendo la administración de justicia.

Sin esos sindicatos hoy no tendríamos la semana laboral de 40 horas, ni muchos derechos sociales y laborales, y seguiríamos como en Manchester allá por 1850. Que no te digo que ahora no haya mucha mierda, pero es que me parece que tu queja contra la mierda de ahora es pantomima (es decir, no es en pro de un movimiento sindical como el de antes, reivindicativo y honesto, sino contra la existencia de un movimiento sindical).

Sí, gracias a Paco por matarnos de hambre -bueno, lo malo es que a algunos los mató de hambre de verdad- en los cuarenta. Bueno, supongo que era una ironía.